Soberanía / 主权,国权
Sumario
Se puede definir el concepto de soberanía de Estado como el derecho exclusivo de los Estados de gobernar dentro de su propio territorio. En el contexto de China, se debe entender «soberanía» como el poder perpetuo y absoluto del Estado, con dicho Estado gobernado por el Partido Comunista de China. El concepto está además íntimamente ligado al principio de no injerencia mutua en asuntos internos propugnado por China según se define en los cinco principios de coexistencia pacífica de 1954.[1] China defiende férreamente un criterio estricto de soberanía e incluye la soberanía de Estado entre sus «intereses nacionales fundamentales» no negociables, siendo el interés principal la continuidad del monopolio de poder a manos del Partido Comunista. En la perspectiva del PCCh, la soberanía incluye el derecho exclusivo del gobierno de una nación soberana a ejercer el control sobre asuntos que tienen lugar dentro de sus fronteras, como por ejemplo actividades políticas, económicas, culturales y tecnológicas. El PCCh incluye en su concepto de soberanía de Estado el territorio delimitado por las fronteras de iure de China, así como también sus reclamos territoriales. Según ello, el límite geográfico externo a su pretensión de soberanía de Estado lo conforman Taiwán y las formaciones geográficas del Mar de la China Meridional.
Análisis
China basa su concepto de soberanía de Estado en el uso selectivo de reclamos territoriales de tipo histórico. A modo de ejemplo, el PCCh afirma poseer soberanía sobre Taiwán desde los tiempos del imperio Qing (1644-1911). Si bien no reclama partes de la actual Mongolia, antiguamente bajo el imperio Yuan (1271-1368) y luego bajo el imperio Qing, Pekín argumenta que partes del Mar de la China Meridional estaban bajo jurisdicción china en el mismo período y que por ello deberían ser reconocidos como su territorio soberano. Pekín sigue manteniendo esta posición a pesar de que la Corte Permanente de Arbitraje estableció en 2016 que los reclamos «históricos» de China sobre el Mar de la China Meridional no tenían bases legales.
China aparentemente obtuvo el apoyo de los Estados Unidos a sus reclamos territoriales y de soberanía durante la cumbre de Obama y Hu Jintao de 2009, momento en el que se emitió una declaración conjunta que incluía ciertas frases sugiriendo que cada país había acordado respetar los «intereses fundamentales» del otro.[2] Puesto que los intereses fundamentales de China incluyen la soberanía sobre Taiwán, la declaración podía ser interpretada como el reconocimiento de que Taiwán forma parte de China, lo que habría constituido un cambio radical en la política de los Estados Unidos hacia China. La expresión «intereses fundamentales» no apareció en la declaración conjunta de la segunda cumbre de Obama y Hu.[3]
El apego de China al criterio westfaliano de soberanía ejerce una fuerte influencia sobre su posición en el debate internacional sobre los derechos humanos. China insiste en que deben ser tenidos en cuenta los valores, la cultura y el nivel de desarrollo de los países, lo que fija límites estrictos a nivel internacional al momento de supervisar y hacer respetar los derechos humanos. China observa con gran recelo las intervenciones humanitarias, argumentando que podrían servir de pretexto a países occidentales para intervenir en los asuntos internos de otros Estados, amenazando así la soberanía de los mismos.[4]
El concepto de soberanía cibernética debe entenderse como referido a los esfuerzos chinos para controlar el flujo de información disponible a los usuarios de Internet en el país y asegurar con ello la estabilidad social y la legitimidad del régimen, desempeñando al mismo tiempo un papel fundamental en la gobernanza mundial del ciberespacio. La «soberanía cibernética» es en sí misma una refutación de la idea de que el ciberespacio debería ser una plataforma libre, abierta y global, gobernada principalmente por un enfoque de abajo hacia arriba.
Se puede definir la soberanía cultural como el derecho del Estado de promover sus intereses culturales de modo independiente, es decir, sin injerencias externas. En el extranjero, el PCCh se arroga la competencia en temas relativos a la cultura china cuando su discurso oficial se ve cuestionado. En octubre de 2020, por ejemplo, las autoridades chinas intentaron censurar una exhibición sobre Gengis Khan en un museo de Nantes, Francia. Según el museo, las autoridades chinas pretendían reescribir la historia de Mongolia.[5]
En el discurso chino se invoca rara vez la soberanía religiosa, pero vale la pena mencionarla aquí debido a la pretensión del PCCh de ejercer la soberanía sobre asuntos religiosos más allá de las fronteras de China. Pekín, por ejemplo, afirma ser la autoridad máxima del budismo tibetano, a pesar de la naturaleza secular del partido. Aunque el decimocuarto Dalai Lama, la máxima autoridad espiritual del budismo tibetano, vive en la India, el PCCh insiste en tener el derecho soberano de identificar y designar el próximo Dalai Lama.
[1] Organizacón de Naciones Unidas: «Agreement between the Republic of India and the People’s Republic of China on trade and intercourse between the Tibet region of China and India», 29/4/1954, disponible en <https://treaties.un.org/doc/publication/unts/volume 299/v299.pdf>
[2] La Casa Blanca: «U.S.-China Joint Statement», La Casa Blanca, 17/11/2009, disponible en <https://obamawhitehouse.archives.gov/realitycheck/the-press-office/us-china-joint-statement>
[3] Bush, R.C.: «Unchartered Strait: The Future of China-Taiwan Relations», The Brookings Institution, Washington, D.C., 2013, p. 222.
[4] Zhu, Y.: «China and International ‘Human Rights Diplomacy», China: An International Journal, Vol. 09, n.º 02, 2011, pp. 222-232, disponible en <https://www.worldscientific.com/doi/10.1142/S0219747211000148>
[5] Jhala, K.: «Chinese interference derails Genghis Khan exhibition in France», The Art Newspaper, 14/10/2020, disponible en <https://www.theartnewspaper.com/news/genghis-khan-exhibition-nantes-cancelled-censorship-chinese-government>